jueves, 25 de junio de 2015

ABSORTA PERMANENCIA - Paulina Movsichoff


Para que el porvenir no nos tomara por asalto
nuestras manos arrojaban los días
en el légamo fiel de la memoria
tal como los guijarros que relucen
señalando el camino del regreso
a los que se extraviaron en las espesuras de la orfandad
Quizá ya comprendíamos
la quebradiza consistencia del sueño
y que tan sólo podríamos salvarlo
en aquella absorta permanencia
bajo la quieta ramazón del transcurrir
Desde allí vislumbrábamos el palpitar ardiente de la vida
y no había un antes ni un después
Únicamente el ahora
con su carga obsequiosa de racimos
sin duda temeroso de que el alma no pudiera ser bautizada
con todo lo que en ella pugnaba por ser nombre
La eternidad respiraba en nosotros
mientras nos iba vistiendo de hermosura
Nos arrullaba con una leve cantinela
con esa cadencia delicada
que adopta la ternura cuando trata de que las sombras
no la distraigan del amor
Hablo de aquellas horas
Después traspasaríamos el umbral del exilio


Confesiones del relámpago


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