La muerte transita con sus dientes de loba
y arrasa las coloraciones de la ternura
Pero la rosa sobrevive
Contémplala en su callado terciopelo
en ese sueño que nos dona
Para que la luz nos mantenga adheridos a sus playas
Desde tu balcón la luna contempla el familiar paisaje
Abre sus manos como queriendo acariciarlo
Afuera la muerte baila sus lóbregas consejas
Pero la rosa sobrevive
como una brisa apenas visitada por la gracia
Aunque lo olvidemos en el estrépito de tanto avatar deshilvanado
Ella conoce los frágiles parajes de tu corazón
En él espera que regreses de muchos fatigosos peregrinajes
Coral en la tiniebla- Ediciones del valle
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