miércoles, 22 de mayo de 2013

INTRODUCCIÓN AL TEATRO DE SÓFOCLES, de María Rosa Lida. Paulina Movischoff



   Si volviéramos los ojos a la cultura griega, a pesar del tiempo y del espacio que de ella nos separa, veríamos no sólo la fuente de nuestra cultura sino también el reflejo de cuanto nos preocupa a nosotros, mujeres y hombres de del siglo XX. El hombre de hoy busca su esencia, se plantea problemas de identidad y de conducta, se debate a veces sin rumbo, otras fabricando sus propias normas, en un mundo irracional e incomprensible. Leyendo a los griegos no podemos menos que admirarnos al ver cómo ellos plantearon los mismos interrogantes, cómo sintieron y pudieron representar de una manera admirable sus sentimientos, en esa forma de expresión llamada “tragedia”.
  María Rosa Lida, investigadora de fama internacional, nos acerca ahora a Sófocles, un trágico por excelencia.
  Por la amenidad y sencillez con que expone, esta obra no sólo es una ayuda para el especialista, sino también un puente para que el profano penetre y se entusiasme en este ámbito en el que el hombre de hoy pueda encontrarse y reconocerse. Y éste es el rasgo que señala a los clásicos: su arte es arte universal. Para decirlo con las propias palabras de la autora: “Por eso, en la economía del arte clásico se descubren sentidos tan densos, y lo que se dice acerca de tal o cual héroe… despierta eco perenne y se cumple tan hondamente en cada individuo.”
  A medida que recorremos la obra nos encontramos con los rasgos característicos del poeta: su humanismo, su realismo riguroso, su desconcierto ante los inevitables designios de los dioses.
  En sucesivos capítulos analiza tres de sus tragedias más representativas: Antígona, en donde las fuerzas del Estado se enfrentan con la libertad del individuo. Filoctetes con el tema de la enfermedad, que degrada al hombre y el de la necesidad de conocerse a sí mismo encarnada en Neptólemo. Edipo rey en donde el hombre sucumbe bajo un fatalismo inexplicable, pero es grande en su miseria y magnánimo en la adversidad. Nos muestra asimismo la ceguera de nuestros actos y de nuestro verdadero ser, simbolizada en la vista y la ceguera de Edipo. Sófocles nos hace ver, pues, la realidad tal como se presenta: ciega, oscura, incomprensible, sin pretender explicarse o explicarnos. De allí el valor moderno de las tragedias. En este exhaustivo análisis de María Rosa Lida, entra también la forma, que no puede desgajarse del contenido sino que con él crea una unidad de fuerza y significado. Nos recreamos con fragmentos en los que nos da su propia traducción, fiel a la poesía de su lengua original.  
  La Introducción al teatro de Sófocles es una obra que penetra profundamente en el alma de un poeta, sin duda porque su autora lo conoció y amó y por sobre todo porque demuestra estar animada del mismo humanismo, de la misma emoción por los asuntos de los hombres.

Comentario realizado para "Biblioteca de Radio Nacional" en agosto de 1971

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