LOS DÍAS DE LA NOCHE de Silvina Ocampo. Paulina Movsichoff
En esta serie de cuentos de Silvina
Ocampo asistimos a una inversión de los mecanismos de la realidad. Es sobre
todo en los primeros en donde el clima de de lo racional se distorsiona o más
bien se ensancha para permitir una profunda inmersión en el mundo total en que
los esquemas de la razón ya no son rígidos sino elásticos. En donde nos
sentimos imbuidos en lo maravilloso, en lo inasible. En aquello inaccesible a
nuestros esquemas comunes, a nuestros ojos acostumbrados a mirar las cosas y los sucesos sin descubrir
del todo lo que ellos tiene de imprevisto, de vital, de secreto.
Los cuentos tienen todos un peculiar carácter de aventura: la autora se
siente cómoda en este viaje a lo desconocido, en este buceo por los juegos del
azar y de la casualidad. Casualidad que como ya dijimos no es más que el
ensanchamiento de nuestros esquemas racionales en una búsqueda de un más allá
que casi siempre se queda sin respuesta, aunque ésta no se espera. Lo mágico,
el azar y la casualidad son motivos permanentes en sus cuentos en los que
tampoco falta el humor. Ese humor que podría calificarse de “negro” por las
características de crudeza y a veces de crueldad. En el cuento “Malva”, por
ejemplo, la protagonista, llevada por su alto grado de impaciencia va devorando
partes de su cuerpo hasta quedar reducida a la nada o en “Anamnesis”, en el que
en un examen de fondo de ojos el médico trata de extraer de su paciente “el diminuto cairel de una
araña y un dije de plata minúsculo con una figura grabada. Lo insólito aparece
también en “Amada en el amado”, en el que los enamorados, a causa de la
profunda afinidad del amor, logran compenetrarse de tal modo hasta el punto en
que la amada va recogiendo los objetos con los que sueña su enamorado.
En todos estos cuentos está presente, pues, el “absurdo”. Nos enfrentamos con lo anti convencional, con
lo que está fuera de las normas, con una
anti atmósfera que sacude al lector conmoviendo todos sus cimientos. La
adivinación, la transmigración de las almas, la parapsicología, son temas que
se abordan en un torrente tumultuoso de imaginación en el que el sueño tiene
nada o muy poco que ver: todo es real, inesperado, excepcional si se quiere,
pero realidad en su dimensión amplia e integral. Es la búsqueda del ser en sus
propios abismos, en los sortilegios que
lo envuelven y lo abruman. Es la certeza de presencias oscuras y terribles, que
nos aprisionan en sus murallas de nieblas, en el país virgen del silencio. Esto
se pone de manifiesto por sobre todo en el primer cuento: “Hombres, animales y
enredaderas”.
Como todos los cuentistas de todas las épocas, la autora se detiene
también en los seres pequeños. Están ahí, con toda su frescura, los nueve
perros que han formado parte de su vida.
“Los días de la noche”. Noche que se transmutaría en día si supiésemos
ver más allá de lo cotidiano, si no temiésemos ni cerrásemos los ojos a la
destrucción de lo concreto, a la metamorfosis de lo real, a conjuro de la
excepción.
Comentario realizado en noviembre de 1970 para el programa BIBLIOTECA DE RADIO NACIONAL.
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