Qué
hacer con el exilio
si
vos no lo habitabas
con
esa luna que aullaba como loba
preguntándote
por las otras cuestiones del violín
Cómo
podríamos haber pasado los días sin tus versos
que
el viento escribía
en
calles donde la libertad era una pobre sombra ametrallada
Por
fortuna allí estaban tus palabras
rojas
de llamaradas
su
marea arropando la esperanza
“llena
de símbolos y de árboles”
Y
Dios abría el cielo
se
disfrazaba de humano para encontrarte
acodado
al mostrador de algún boliche
de
esta ciudad que aún no se ponía los pantalones largos
tratando
de entender ese gotán que le explicaba
cómo
esa mujer podía parecerse a la palabra nunca
ya
que él era un pobre eterno que habitaba los siempres
Aquí
la Cruz del Sur está asustada
porque
no podrá ponerse de almohada tu poema
Pero
andarás en tu candor de huesos
alumbrando
guitarras con tu canto
Porque
“¿quién dijo hasta aquí el hombre, hasta aquí no?”
Vos
encendiste el amor para que dure
Igual
que el de aquel Cholo que quería “besar al cariño en sus dos rostros”
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