domingo, 13 de enero de 2013

"Mundo animal" de Antonio Di Benedetto- Paulina Movsichoff

En "El borrador de un reportaje", que precede a los cuentos de Mundo animal, Di Benedetto define a esta obra como un delirio. Y, en efecto, ésa el la interpretación que, sintéticamente y sin profundizar demasiado, podemos darle. Sus cuentos son breves. El autor sorprende al lector, lo saca de sus esquemas cotidianos y luego lo deja, librado a la tarea de desentrañar el sentido de este mundo que, tan fugazmente, le ha hecho entrever. Mundo animal es un ruptura, la realidad dislocada, condicionada por una visión intuitiva y onírica. ¿Podemos acaso negar que todo lo que vemos no está coloreado por nuestros sueños, por la intuición que, según Croce, es la actividad espiritual que tiñe a las cosas de significados? En todos los cuentos los animales están, de alguna manera personificados. Asumen cualidades humanas, reflexionan, se compadecen, son crueles a veces, con una crueldad que parece una forma deliberada de conducta. Es por eso que los hombres se convierten en animales como un símbolo de una similitud en al actuar de unos y otros, como una manifestación del escepticismo del autor que afirma, en el cuento "Algo de misterio", en donde el gato es el personaje central cuya misión es combatir a los ratones de una sala cinematográfica: "Podría también haber gatos para los niños. (...) De ese modo, creo yo, habrían después menos hombres desdichados". El humor es el recurso del que se vale para desplegar esta realidad insólita. Un humor que podríamos llamar "negro", como sucede en "Bizcocho para polillas"  en que el protagonista, fatigado de que las polillas coman inevitablemente su ropa, las induce a matarlo informándolas de que tiene una mancha en el pecho. O bien en "Mariposas de Koch" en donde poetiza su realidad de tuberculoso, afirmando que las mariposas que ha tragado en el transcurso del tiempo son las mariposas rojas que ahora escupe. En ocasiones es el absurdo el que lo determina y lo hace víctima, como en "Amigo enemigo" o en "Es superable". Sin duda el autor, al volcar su visión particular de las cosas, ha tenido determinadas intenciones simbólicas. Él mismo lo afirma en "Borrador de un reportaje": ésta puede ser una interpretación, pero no la única. Es el lector el que tiene a su cargo la tarea de recrear y de dar una respuesta a una invitación que no se puede eludir si no se comienza su lectura.    


Comentario realizado para la audición "Biblioteca de Radio Nacional", febrero de 1972     

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