miércoles, 12 de junio de 2013

Poemas- Paulina Movsichoff

Canción de otoño

Las hojas tienen sabor a encuentro
Desde tu verano parte un pájaro
Un abedul llameante
El mar es un capullo
Ventana irreparable que se inmola en adioses
Tal vez debas calzar sus sandalias traslúcidas
Acaso su flor alucinada escale por tu pecho
tal como la canción que devana su espera
en la brisa que atesora tus germinaciones
La piedad ha cerrado sus fronteras
y sin embargo
aún te adorna el coral con el que enfrentarás a la tiniebla
Latido empecinado para esperar tu nombre
Huracán donde pones a girar tus desmesuras


Coral en la tiniebla 




Palabra

Abrir la palabra como el arca
que guarda los enigmas
como ese animal que nos expresa con sus ojos
en rellanos donde el silencio nos distrae
Porque hemos aprendido a no saber
a no mirar la frente donde aletea ese fulgor nocturno
a vestirnos ta sólo con las plegarias de la vigilia
Si embargo también pertenecemos a aquello
que sin nombrarnos nos describe
a esa orilla llameante cuyos gestos
tienen el resplandor de un olvidado poderío
Allí se ha cumplido todo
Allí recibes huidizas confidencias
El zumbido de una ley más fugaz que el relámpago

Coral en la tiniebla


El viento que nace de la sed del pájaro

También yo no espero sino al viento

ARTAUD


El viento que nace de la piel del pájaro
el que mueve las alas del poema
el que golpea su espuma contra los arrecifes de la libertad
Aún te pertenecen ciertos signos
Aún hospedas a las criaturas nocturnas
Con ellas podrás desafiar los cerrojos de la luz
El alba acecha tanto suceder acongojado
Sin embargo la atraviesas
portando el talismán de lo que aún te será dado
Una nodriza tenue te enseñará
a no abjurar de los consejos del silencio

Coral en la tiniebla


Ausencia

Puedes tocar la ausencia con tu lengua
Olerla en el estrépito de la ciudad vencida por la lluvia
o mirarla tal vez en ese espejo donde la niebla ejercita sus papeles
Porque ella es más cercana que tu sombra
que las palabras con que intentas asir aquello que respira
Pero las palabra se cansan de volar y se posan debajo de todo lo que nombran
Por eso las  despliegas por el mundo para vestirlas de sucesos
de sonidos arrancadas a ellas mismas como un cuerpo
que va encontrando su tibieza
Estuviste mirando hacia la luz y sin embargo
era la oscuridad la que guiaba tus pasos
esa mujer azul que atraviesa la noche cargada de leyendas enigmáticas

Coral en la tiniebla


Latido salvaje

Musgo que pueda cobijar el latido salvaje en tanto
escapa del trino la dignidad de los preceptos
Lanzarse hacia el poema
Reclamar el principio que aletea
mientras el tiempo entrelaza las imágenes
y la máscara atisba cambiantes decorados
Barco ebrio sin iceberg a la vista
obediente a los huracanes del amor
Desanclado  desaposentado
Oteando esos territorios fantasmales
en que el ángel de los desvaríos dilucida su secreto
Atrévete en su comarca intransitable
Abre tu corazón para que su noche te encandile

Coral en la tiniebla

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