sábado, 3 de julio de 2010

Lo fantástico en “Una mujer silenciosa” y “Dos caras de la medalla” de Paulina Movsichoff- Guadalupe López Hernández






BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA


FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS


COLEGIO DE LINGÜÍSTICA Y LITERATURA HISPANICA



ESCRITORAS CONTEMPORANEAS










28-11-07




Lo fantástico en “Una mujer silenciosa” y “Dos caras de la medalla” de Paulina Movsichoff

Antes de iniciar es necesario decir que el surgimiento de este trabajo deriva de mi gusto hacia el género fantástico, aunque debo admitir que es mi primer acercamiento desde la parte teórica de este género. Por ello cuando se me pidió la elección de algún cuento para la realización de un ensayo elegí “Una mujer silenciosa” y “Dos caras de la medalla” de la escritora Paulina Movsichoff, ya que estos provocaron en mí un gran asombro.

Pero antes de comenzar con el análisis es necesario conocer el contenido de los cuentos, por lo que a continuación daré una breve sinopsis de cada uno de los ellos.

“Una mujer silenciosa”
En este relato Juan Carlos lleva viudo un año, viviendo del recuerdo de su esposa Elvira, pero esto cambia tras la llegada a su casa de una muñeca misteriosa, la cual parece ir adquiriendo vida a través de los tratos que recibe de Juan Carlos, pues este cree ver a su esposa en ella.

“Dos caras de la medalla”
En este cuento Clarita, una niña de doce años, nos narra su vida dos años antes de conocer a Gloria, una mujer de cincuenta y cinco años, que se dedica a pedir limosna de casa en casa y la cual después de un abrazo entre ambas se apodera del cuerpo de Clarita, dejando a esta en un cuerpo enfermo.

Para comenzar con el análisis será necesario hablar sobre qué es el género fantástico, posteriormente se tocarán aspectos narratológicos que servirán para la caracterización de lo fantástico, para después abordar lo fantástico en los cuentos y finalmente hacer una comparación de los textos a analizar con otros textos similares.

Según Todorov “el relato fantástico se basa esencialmente en una vacilación ante un acontecimiento extraño por parte de un lector identificado con el personaje principal” (2005: 125).

El cuento “Una mujer silenciosa” cuenta con un narrador intradiegético, que observa lo mismo que el personaje, lo que provoca en el lector confusión ante los acontecimientos narrados, pues no hay una aclaración acerca de la veracidad de estos. Al mismo tiempo, este tipo de narrador crea una atmósfera de misterio ante los sucesos que vendrán, ya que su ángulo de visión está limitado al del personaje principal. Posteriormente hay un cambio de focalización, ahora desde la mirada de Dionisio, amigo de Juan Carlos, como puede verse en la siguiente cita.:

Al principio la penumbra le impidió distinguir con claridad. Poco a poco se fue acostumbrando y pudo ver entonces los ojos desorbitados de Juan Carlos fijos en la muñeca, cuyas manos descansaban sobre un vientre definitivamente abultado por el embarazo (Movsichoff, 1989: 96)


Este cambio de visión corrobora la veracidad del fenómeno sobrenatural, puesto que Dionisio funciona como testigo del hecho sobrenatural, ya que, si dudábamos de Juan Carlos por creer que se había vuelto loco debido a la muerte de su esposa y su soledad después de ese suceso, no podríamos dudar de un testigo aparentemente normal, dado que no hay indicios de que este padezca algún tipo de locura.

En cambio en “Dos caras de la medalla” el narrador cede la voz a su personaje, Clarita, por lo que nos encontramos ante un monologo interior y por ende ante una focalización interna fija, lo cual hace vacilar al lector acerca de la veracidad de los acontecimientos, pues no podemos confiar totalmente en un personaje, y al contrario del cuento anterior este no cuenta con un testigo que los verifique. Entonces esto podría llevarnos a pensar que quizás la que relata la historia es Gloria y que sólo creó esa historia por el anhelo de ser una niña otra vez y tener a alguien que la proteja y la salve de su soledad, o que simplemente la historia relatada sea producto de su senilidad.

En las historias fantásticas, el narrador habla por lo general en primera persona. Esto se observa claramente en este segundo cuento, y aunque en el primero no exista esa primera persona la delegación de la focalización al personaje principal funciona de forma similar, ya que con esto se cumple con el requisito del género fantástico, del cual habla Todorov “el dilema entre ¿creer o no creer? dado que lo fantástico exige duda” (2005: 69).

Ahora bien, para abordar el tema de la temporalidad en los relatos, es necesario partir del conocimiento previo de que los relatos cuentan con una dualidad temporal, el tiempo del discurso y el tiempo diegético. Estas dos temporalidades conforman el orden de los acontecimientos, es decir, la forma en que se nos presentan los acontecimientos. Estos pueden ser concordantes (los acontecimientos se narran en el mismo orden en el que ocurren en la historia) o discordantes (no hay una sucesión lineal de los acontecimientos).

A partir de esto podemos decir que los textos “Una mujer silenciosa” y “Dos caras de la medalla” son discordantes, pues los sucesos no son contados con el mismo orden en el que ocurrieron, ya que, si fuera así “Una mujer silenciosa” hubiera comenzado con el casamiento entre Juan Carlos y Elvira y no un año después de la muerte de Elvira. Lo mismo ocurre con “Dos caras de la medalla” , por lo que el texto hace uso de analepsis, las cuales nos informan sobre los eventos ocurridos antes del primer acontecimiento narrado en la historia. Por ejemplo, en “Dos caras de la medalla”, dado que el texto comienza por el final, la analepsis es necesaria puesto que nos entera acerca de los acontecimientos que llevaron a ese desenlace dos años antes, como se observa a continuación:

Todo comenzó tiempo atrás, dos años precisamente, cuando Gloria llamó a nuestra puerta pidiendo ropa usada (Movsichoff, 1989: 105).

Aquí la analepsis es muy clara, dado que nos señala ese pasado con precisión.

Otro aspecto que compete a la temporalidad de los relatos es el de la duración, la cual se mide tomando en cuenta el espacio que se le dedica a cierto tiempo de la historia contada. Por lo que se puede decir que en los relatos no hay una correspondencia entre los años que transcurren en el relato y el espacio que se les asigna en el texto. Esta discordancia se lleva a cabo a través de la elipsis de algunos acontecimientos, lo que da una sensación de aceleración, como sucede en “Una mujer silenciosa” en donde se suprime un año. Al omitir estos sucesos entre la muerte de Elvira y la llegada de la muñeca, el narrador resta importancia a esos acontecimientos, ya que lo que realmente importa es exponer las consecuencias que trae la llegada de la muñeca y no el sufrimiento de Juan Carlos durante un año, esto evita que el cuento sea monótono, además de provocar en el lector mayor sorpresa ante el comportamiento del personaje debido a que podríamos suponer que su pérdida está siendo superada y por lo tanto el fenómeno sobrenatural es real y no producto de su locura provocada por su depresión.

El último aspecto de la temporalidad es el de la frecuencia, que se refiere a la capacidad de repetición que tiene un relato. Partiendo de esto se puede decir que las narraciones ya mencionadas son de tipo singulativo, pues los sucesos ocurren una sola vez en la historia y se narran una sola vez en el discurso. Sin embargo en el caso de “Una mujer silenciosa” también es repetitiva en cuanto a las acciones de Juan Carlos, las cuales podemos percibir a través del uso del copretérito, que se utiliza para señalar acciones repetitivas, y del gerundio, que denota acción:

Todas las tardes el rito continuaba. El vaso de whisky, Mozart llenando el ámbito y Elvira echada como siempre en aquel chaise longue de terciopelo azul que perteneciera a su madre (Movsichoff, 1989: 95).

Entonces, el uso de ese tiempo y modo verbales dan la sensación del transcurrir del tiempo y de la cotidianidad del personaje. A partir de esto podríamos suponer que el personaje harto del tedio, creó al personaje de la muñeca, otro elemento que nos hace dudar acerca del fenómeno.

Una vez dadas a conocer las anacronías en los relatos, comenzaremos a abordar el aspecto fantástico en cada uno de los relatos ya mencionados de Movsichoff.

En la mayoría de los relatos existe siempre un equilibrio inicial y un elemento disruptor que transforma la vida de los personajes.
En “Una mujer silenciosa” el equilibrio inicial es el matrimonio feliz entre Juan Carlos y Elvira; lo que viene a irrumpir en la felicidad de Juan Carlos es la muerte de su esposa (elemento disruptor), este evento modifica la personalidad y actividades del protagonista dando como resultado la soledad y la monotonía en la vida del personaje:

De modo que, casi insensiblemente, se fue encontrando cada vez más solo. Él siguió su vida rutinaria de abogado, trabajando en el estudio algunas horas del día para luego correr a refugiarse en su casa de Palermo Viejo (Movsichoff; 1989: 91).

Aquí podemos observar, una vez más, el uso del gerundio, que señala la realización de las acciones, una y otra vez, sin necesidad de narrarlo más de una vez, dando como consecuencia la sensación de repetición.

En “Dos caras de la medalla” el equilibrio inicial es la vida de juegos de Clarita con sus hermanos, actividades que se ven interrumpidas debido a la llegada de Gloria (elemento disruptor), puesto que esta produce en Clarita curiosidad y un sentimiento de compasión al conocer su pasado; esto trae como consecuencia el acercamiento entre ambas y culmina con el intercambio de cuerpos.

Una vez dados a conocer la situación inicial y el elemento disruptor en ambos relatos, podemos pasar al siguiente punto, este es la aparición del fenómeno sobrenatural en la vida de los personajes, esto suceso provoca en los personajes desconcierto, principal característica del género fantástico:

Se apartó de ella horrorizado. “Qué es esto”, pensó; “me estoy enloqueciendo por una muñeca”(Movsichoff,1989: 94).

Aunque también podemos percibir horror, por parte del personaje, ante el fenómeno sobrenatural.

El suceso sobrenatural en ambos relatos toma la forma de una metamorfosis. En el primero, al parecer, el espíritu de Elvira se posesiona de una muñeca inflable, con la intención de seguir con su amado y cumplir con el deseo de ambos, tener un hijo; todo esto se lleva a cabo a través del deseo que despierta en Juan Carlos. Aunque también podríamos optar por la tesis de que Juan Carlos es el creador de este ser, algo similar al mito de Pigmalión, una de las transformaciones narradas en Las Metamorfosis de Ovidio, en la cual se cuenta la historia de Pigmalión, quien decepcionado de la conducta femenina, esculpe en marfil a la mujer perfecta para él y de la cual termina por enamorarse, sin embargo, su felicidad no esta completa hasta que la diosa Venus le otorga vida a la estatua de marfil, después de las súplicas de Pigmalión.

En el caso de “Una mujer silenciosa” Juan Carlos no está decepcionado de las mujeres, pero en cambio ha perdido a la que para él era perfecta, lo que lo lleva a ver en la muñeca, que ha llegado a él, a su fallecida esposa.

Juan Carlos y Pigmalión tienen muchos puntos de comparación. En primer lugar la soledad funciona, para ambos, como refugio ante sus desgracias. Y en segundo lugar su enamoramiento hacia un objeto esta acompañado por un fuerte deseo sexual:

Besa a su estatua y se imagina que ella le devuelve sus besos; él le habla y la estrecha entres sus brazos; se figura que la carne cede al contacto de sus dedos y teme que la presión deje algún cardenal en los miembros que ha apretado (Ovidio, 1999: 141).

Primero su mano se detuvo en la mejilla. Luego la fue bajando lentamente por la garganta, se demoró apenas en los pechos, redondos y plenos, en el pezón que, vaya a saber por cuál secreto mecanismo, se endureció al contacto (Movsichoff; 1989: 93).

No obstante, no podemos dejar de observar que para Pigmalión la situación erótica está limitada por su imaginación, es decir, no existe una respuesta ante sus acciones ya que nada de eso existe. Mientras que para Juan Carlos, la situación es diferente, dado que su objeto deseado tiene vida y por ello recibe respuestas, creando así en el personaje gran asombro.

Cualquiera que sea la elección de la tesis, en cuanto al surgimiento de vida en la muñeca de Juan Carlos, no podemos negar la incertidumbre que despierta en nosotros este acontecimiento, cumpliendo así una de las características de los fantástico, la de provocar en el lector vacilación.

Por otro lado, en “Dos caras de la medalla” la metamorfosis se da en el intercambio de cuerpos, de la cual la narradora es victima. Al parecer esta transformación se lleva a cabo debido al recurso de la magia por parte del personaje de Gloria, una mujer de cincuenta y cinco años, pobre y enferma y de la cual se dice era india, por lo que podemos suponer que poseía ciertos poderes que provocaron el cambio, además de que su aspecto ayudó para que se compadecieran de ella y ocasionar que Clarita y su madre la visitaran. En esa ocasión, aprovechando el momento de la despedida, cuando la niña le daba un beso, la abrazó de tal manera que parecía que quería fusionar su cuerpo con el de la niña; pero esto no fue así, ya que, al parecer sólo fueron sus almas las que cambiaron de lugar:

Gloria extendió los brazos enflaquecidos y me abrazó, me abrazó con tal fuerza, que tuve que sostenerme de los barrotes del respaldo para no caer encima de su cuerpo. Sentí su aliento en mi cara, en mi boca. Quise gritar, pero mi grito murió antes de nacer (Movsichoff; 1989: 109).

Algo muy parecido sucede en La divina comedia en el canto vigésimoquinto del “Infierno”, pues en este canto Dante nos narra dos metamorfosis, la primera se lleva a cabo con la fusión entre una serpiente de seis patas y un espíritu, quedando así la mezcla de estas dos figuras confundidas en una sola. He aquí el momento del clímax:

Nunca se agarró tan fuertemente la hiedra al árbol, como la horrible fiera adaptó sus miembros a los del culpable: después una y otra se confundieron, como si fuesen de blanda cera, y mezclaron tan bien sus colores, que ninguno de ambos parecía ya lo que antes había sido (Dante, 2004: 77).


De la misma forma en “Dos caras de la medalla”como ya indique, la fusión se lleva acabo a través de una unión, el abrazo entre Clarita y Gloria, durante el cual se produce la metamorfosis, aunque aquí, los cuerpos no quedan unidos, sólo hay un intercambio de espíritus, puesto que el objetivo de Gloria era poseer de nuevo un cuerpo de niña.

La segunda mutación narrada por Dante también se lleva a cabo a través de una serpiente, aunque esta es pequeña y negra. El cambio se logra por medio de un piquete de esta hacia el ombligo de un espíritu, lo que provoca la transformación de ambos seres en espíritu y serpiente respectivamente. Aquí no sólo hay un traspaso de espíritus a cuerpos diferentes como en el cuento de Movsichoff, sino que hay toda una transformación de dos naturalezas distintas, la cual es narrada detalladamente:

El hombre y la serpiente se correspondieron de tal suerte, que cuando ésta abrió su cola en forma de horquilla, el herido juntó sus dos pies. Las piernas y los muslos de éste se estrecharon tanto, que en poco tiempo no quedaron vestigios de su natural separación. La cola hendida de la serpiente tomaba la figura que desaparecía en el hombre, y su piel se hacía blanda al paso que dura la de aquel (Dante, 2004: 77).


Asimismo debe destacarse el hecho de que tanto en el relato de Movsichoff como en el de Dante hay un ser que busca su mejoría, razón que lo lleva realizar la transformación, y otro que termina atrapado en un cuerpo limitado en sus habilidades, provocando en el personaje, y por tanto en el lector, asombro.

Pero centrándonos en el texto de Movsichoff, se puede decir que el lector logra identificarse con el personaje, pues es innegable el miedo que se tiene hacia la soledad, la enfermedad y la pobreza.

Y entonces, recordando que este texto inicia por el final, se puede decir que el texto, al tener una estructura circular, funciona como una metáfora de la circularidad de la vida en cuanto a la fragilidad con la que nacemos y con la que mueren las personas enfermas, pues en ambos casos es necesario el cuidado y la protección de alguien más.

Por último podemos decir que la metamorfosis en los relatos de Movsichoff funcionan como un refugio para librarse del terror de la muerte y del más allá. Elvira al morir se resiste y se ampara en el cuerpo de una muñeca, Gloria, al ser una mujer enferma y por lo tanto cercana a la muerte, decide intercambiar su cuerpo con el de una niña. Los efectos que estas metamorfosis producen son el de la limitación por parte de los personajes mutados, ya que Elvira al traspasar su espíritu al de una muñeca es incapaz de realizar movimientos o expresiones ni mucho menos de poder comunicar su transformación. En el caso de Clarita la situación no es tan distinta, pues aunque su transformación no es precisamente a un objeto que le impida moverse, sí lo es hacia un cuerpo ya deteriorado por la enfermedad y aunque esta sí es capaz de comunicarlo, su discurso se pone en tela de juicio debido a su enfermedad, quedando así atrapada la conciencia de ambos personajes en un cuerpo que no es el suyo.

Como se puede observar, los relatos “Una mujer silenciosa” y “Dos caras de la medalla” son muy similares. En ambos está presente la metamorfosis, y aunque parece ser un refugio para ambos personajes, termina por desempeñar distintas funciones. Para Elvira la metamorfosis actúa como la posibilidad de seguir con su esposo y lograr el sueño de tener un hijo. Mientras que para Gloria funciona como un “remedio” para su enfermedad y su situación en la vida.
















• BIBLIOGRAFÍA

ALIGHIERI, Dante (2004). La divina comedia. México: Porrúa.
MOVSICHOFF, Paulina (1989). Una mujer silenciosa. Buenos Aires: Torres Agüero.
OVIDIO, Publio (1999). Las metamorfosis. México: Porrúa.
PIMENTEL, Luz Aurora (1998). El relato en perspectiva. México: Siglo XXI, Cap. 2.
TODOROV, Tzvetan (2005). Introducción a la literatura fantástica. México: Coyoacán.

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